El mar me miraba, suspendida a treinta mil pies en lo alto.
En un lugar donde no hay horizonte.
El cielo abraza el oceano, haciendo una paleta de azules.
Blanco, azul claro, turquesa, oscuro.
Sin principio, sin fin.
Las nubes forman islas en el agua.
Mis manos sudan, auque ya no hay temor.
La belleza del infinito me calma,
la perfeccion de lo creado me vuelve incredula.
Adios miedo
adios ansiedad
adios uñas mordidas.
El sol saluda la tarde, besando fuerte al mar.
Yo, otra espectadora, deslumbrada,
sentada a treinta mil pies de altura.
Suspendida en algun lugar del cielo.
23-05-07
2:46 pm
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viernes, 25 de mayo de 2007
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3 comentarios:
Este me parece un poema de Pablo Neruda o Pedro Mir, jeje, Te quiero Manita
interesante sensacion de libertad que nos da el mar...
interesante sensacion de libertad que nos da el mar...
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