La noche transcurre con la ansiedad de siempre, con el pleito infinito de mis ojos y mis sueños, el insomnio asecha como lobo.
De repente me atrapo sonriente, pensando en ti, en lo imposible. En lo egoísta y niñata que suelo ser cuando se trata de tu nombre.
La seriedad envuelve mi rostro, y este corazón tosco, que llevo mas por testaruda, que por romántica, insiste en imposibles absurdos, en nuncas y jamases.
Mayo 27, 2012.
